Peque había madrugado y quería que me levantase para darle el desayuno, y yo me hacía la remolona. Al final se tiró al suelo y empezó a gritar (una rabieta).
Y así se lo conté a mi madre mientras dábamos un paseo y esto fue lo que me contestó:
-Madre: Esos son caprichitos... ¡Qué mal genio tiene! ¡¡Hay que doblegarlo!!
Y cuando ella se ponga de mala leche... ¿qué hago? ¿le saco el látigo?
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¡Muchisisisisísimas gracias por tu comentario, me hace una ilusión tremenda!