lunes, 11 de agosto de 2014

Bebé de malhumor

Peque ha estado de malhumor una semanita entera, con sus siete días y siete noches. ¿En que se lo notaba? Que no podía ni acariciarlo, ni darle beso ni un achuchón sin que se pusiera a protestar para acabar llorando. Gruñía constantemente incluso comiendo. Si estaba a gatas gruñía por ponerse de pie, si estaba de pie, gruñía por querer caminar (hay que cogerle de ambas manos sino no se atreve). Lloraba cada dos por tres sin ninguna razón y a grito pelado. Incluso hacía cosas que le gustaban (como saltar en la cama) y seguía llorando cuando normalmente se parte de risa.

¡Qué semana! ¡Qué semanita! Estaba crispada de los nervios, y además me había venido la regla y estaba yo también de un humor de perros. Pero con mucha paciencia pasó esa extraña fase. Y hace dos días (cuando se puso a llover después de días de un calor de bochorno insoportable) empezó a reír, a sonreír, y a no gruñir ni protestar. Hoy, al despertar, me ha saludado con una amplia sonrisa y yo puede suspirar tranquila. Incluso, se puso a jugar conmigo al escondite con la sábana, carcajeándose. ¡Qué maravilla! Sólo ese ratito compensó la infernal semana que pasé con el protestón y llorón, los sietes días de la semana, las veinticuatro horas del día, sin apenas con cinco minutos de tranquilidad para ir al baño.

La gente me decía que podían ser de los dientes, que estaba dolorido y no sabía otra manera de demostrarlo. Además se le puso el culito perdido de dermatits, por las ingles y debajo de los huevines. Así que trataba de pensar que estaba dolorido que por eso estaba de malhumor pero al final no asoma ningún diente. Mi conclusión: que era del mal tiempo. Cuando hay cambio de tiempo la gente solemos estar cansados y de malhumor, y a él también le afecta. (Y ahora es cuando me lamento por vivir en Galicia jajaja.) Aunque también puede ser efecto de la luna llena.

Gracias por leerme.

¿Alguien más lo ha notado en sus bebés?