-Ayudarme a bajar el carro del autobús (aunque no hacía falta, ya llegué a la conclusión de que es mejor dejarlos y darles las gracias)
-Cederme la única sombra en la parada del bus para que Peque se pudiera cobijar.
-Cogerme la fruta de una caja del suelo cuando estaba porteando.
-Sujetarme el carro en el bus mientras iba a pagar porque no se cogía por delante y tuve que entrar por la puerta trasera (¡Uy! Pero que lascivo ha sonado esta).
-Un chico me pitó en su furgoneta para que me volviese porque Peque había dejado caer el gorro y me quedaba atrás.
-Un chico me pitó en su furgoneta para que me volviese porque Peque había dejado caer el gorro y me quedaba atrás.
Si es que a veces la gente nos sorprende con su amabilidad :)
ResponderEliminarNo todo son encontronazos y es cierto que de vez en cuando la gente te sorprende para bien.
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