Me da igual

Otra vez me lo ha vuelto a decir mi madre. "Si no dejas al niño que llore no te va a dejar hacer nada". Y digo yo, ¿para que estoy? Me da igual que la casa esté desordenada si mi bebé quiere jugar conmigo. Me da igual que yo coma una hora después de lo habitual porque necesita que lo meza en su cuna para dormir mientras le tarareo. Me da igual no ganar dinero si Peque requiere que lo arrulle en mis brazos. Me da igual comer algo precocinado si en el tiempo que iba a hacer unas lentejas peque quería bailar en mis brazos. Me da igual que en el momento que iba a ponerme con el ordenador quería jugar al cucú-tras. Me da igual los retortijones de tripa si está llorando porque lo tomo en mis brazos y trataré de calmarlo. ¡Me da igual!                    

Y no hace ni dos semanas que me dijo: "A no ser que lleve llorando horas, horas y horas no se puede coger. ¡Qué son muy listos y te cogen la aguja de marear enseguida! Además, le es bueno que llore que así ensancha los pulmones". Aquí tenéis el origen del título de mi blog, cosa que me ha estado repitiendo desde el embarazo en varias versiones.

PD: Hoy me he enterado de que mi madre me dejaba sola durmiendo en casa, con cuatro años, dos horas para ir a trabajar a un sitio que estaba a 500m. Cuando estoy sola, dejo a peque dormidito cinco minutos a las doce de la noche para sacar los perros y darles de cenar y estoy sufriendo a sabiendas que por la noche duerme como un tronco. ¿Y si se ha despertado, está llorando y no estoy allí? Cuando vuelvo y abro la puerta y escucho el mismo silencio que hay desde que duerme hace dos horas me siento volar del alivio.